lunes, 25 de mayo de 2015

MATRIMONIO

No puedo evitarlo.

Me gusta hablar con desconocidos. Oír historias y saber que cada persona, no es un pelele que solo por casualidad está pasando a mi lado.

Hace algunos meses, un miércoles por la noche me tomé una cerveza en un bar. Había partido de fútbol en la televisión, y después de comentar varias jugadas, invité a alguien que estaba en la barra. Debía tener unos 60 años. Luego me invitó el y charlando me atreví a fanfarronear: “Soy escritor estoy en un momento sin ideas. ¿Me contarías algo que te haya pasado en tu vida?”.

Es curioso como estamos deseando compartir nuestras cosas.

Este hombre, me contó como en su juventud vivió durante unos años con una mujer. Eran tiempos en los que vivir juntos, sin estar casados y en un pueblo de Castilla, era casi una herejía. Sus ojos brillaban recordando y diciéndome lo apasionados y felices que fueron, y como su padre, finalmente le obligó a casarse con ella por “el qué dirán”.

Realmente esa boda no cambió nada y el matrimonio siguió su curso feliz, hasta que la vida, que no la muerte, los separó.

Dedicado a el, a aquella mujer que también forma parte de la historia y a todos los que viven amores transgresores y apasionados.


Matrimonio.

Mire padre.
Como hombres que somos, le voy a hablar claro.

La conocí ...
por casualidad,
en una fiesta de pueblo.

Cuando la vi,
bailaba en la plaza,
jugueteando con su hermano pequeño.

Y yo, pasmado,
Sin respirar...,
en un instante
recorrí cien veces su cuerpo entero.
Sus caderas, sus pechos, su sonrisa, su pelo...
Y al girar...
mis ojos se encadenaron al vaivén de su trasero.

Si; No se espante.

Bajo aquel vestido de verano,
adivinaba esa parte de su cuerpo.
La imaginaba...
Blanca como sus manos
tan apretada como sus senos.
Tan agradable al tacto
como la frente de un ternero.

Y yo,  aunque hombre,
Me sentí...
pequeño.

Después de dos vinos
y un anís en el bar del pueblo,
la saque a bailar.
Tomé su mano.
Se apoyó en mi hombro.
Toque su espalda.
Apenas se rozaron nuestros pechos,
y de mi corazón a mis ingles
palpitó toda la sangre del cuerpo.

Creo que no dejé de mirar aquellos ojos negros,
Y no recuerdo si bailamos,
pero no olvido cuando a la curva de su cadera bajé mi mano.
Y en respuesta sentí sus dedos en mi nuca...
Y la punta de sus uñas....
...¡ese escalofrío de un suave arañazo!...

Corrimos hasta el cementerio,
Y en verdes sábanas de musgo
sobre el altar del muro viejo,
con las ánimas como testigos
consagramos nuestro deseo.

Mordí sus labios,
Y rodamos por el suelo
besando con el ansia
del libre deseo,
del hambre carnal,
del desatado celo.

A la luz de la luna, desnudo
brillaba mi cuerpo entero,
ella recogió su falda.
Bajo su corpiño mis manos buscaron
su carne más blanda.

Entre los muslos llame a su puerta,
Y arañando bajo mi espalda
Ella me enseño el camino
donde reposar mi cuerpo y sembrar mi alma.

Si diez veces la hice mía
Veinte me hizo suyo.

Ya estoy casado padre...

... ni cura, ni sacramento podría
unirnos más
que lo que nos juramos aquél día.


(Los comentarios y críticas son siempre agradecidos)

martes, 12 de mayo de 2015

¿Y SI NO FUESE?


¡Ay amor!
¿Y si no existiera nada más?
¿Y si solo esto que vemos fuera lo que nos queda?.
Y aun ni eso,
¿y si solo existieras tu?.
Y yo fuera sueño, pesadilla o ilusión,
de una noche tuya cualquiera,
de la que en un inesperado momento puedas despertar.
Y pasada una hora no recuerdes ni los besos que soñaste
ni el amor que dormida me prometiste,
ni tan siquiera el hijo que me encarnaste.

Tengo miedo de que el simple canto de un gorrión de madrugada,
te abra los ojos a un nuevo día, en el que yo no esté.

Tengo miedo.
¿Qué sería de mi amor?
Se perdería como una imagen del cine al fundirse el proyector. 
A media película.
Quizás solo quede un poco de calor en la pantalla de tus sueños,
que se difuminaría en unos segundos para siempre.
Ni siquiera dolor quedaría en mi, pobre fantasma de una noche,
borrado por unos pocos rayos de luz a través de la persiana.

Ven.
Besémonos ahora
Abraza mi espalda y hazme sentir carne.
Hazme sentir ser,
Hazme sentir parte de ti.
Que siendo uno, si algo nos separa se sienta un cuerpo amputado,
y que cada parte sienta y recuerde que una vez fue todo,
Y duela el amor perdido,

Y duela el amor mutilado.


(Los comentarios y críticas son siempre agradecidos)

DULCE UNIVERSO SIN FUTURO

No tengo miedo.
Quizás mañana no haya nada.
Pero el hoy existe y la quiero.

Sencillamente.
Dejándome llevar.
Sin esfuerzo.
Como estrella fugaz que en su camino
con un mero roce se ilumina en el profundo universo.

En nuestra pequeña galaxia
dos planetas unidos, cuerpo y alma,
y cuando el uno se resquebraja
la otra lo atrae y lo sana.

Ella soy yo y yo soy ella.
Entre nuestras masas no existen huecos.
Su mirada me atrae como a una luna su dueño,
y solo con su tacto me encuentro
tembloroso, satisfecho, lleno.

Si cada noche al sentir su abrazo...
no diría vuelo, me convierto en humo
y con ella hasta las estrellas llego.
Y siento que el viento nos extiende
y nos hace parte del cielo.

¿Y en la madrugada?.
Cuando la luna huye
y bajan las mareas del deseo,
entre las sábanas busco su mano
y encuentro su sonrisa, su gemido,
su cuerpo entero.
Y nos miramos con los ojos cerrados.
juntando nuestro calor,
nuestra pereza.
¡Que dulce inercia de sueño!.

Si hoy compartimos espacio,
vida, alegría,
órbita,
pobreza y llanto.
¿Qué me dará el mañana?,
¿Futuro?
En este universo dulce del ahora
¿acaso existe eso?.



(Los comentarios y críticas son siempre agradecidos)

lunes, 11 de mayo de 2015

ODIO - INSTINTO HUMANO

Tenemos muchos sentimientos. El odio es uno de ellos y casi todos los sabemos reconocer.

¿Quién a los cincuenta y tantos, no ha sentido deseos de revancha?. Pequeñas y grandes. A veces las cobramos, a veces se nos olvidan, casi nunca las perdonamos.

La mayoría de las veces no las tomamos porque somos vagos. Porque las venganzas exigen un gran esfuerzo.

El odio, es algo que nos define como humanos.

Cuando alguien dice, “no somos animales”, tratando de justificar que no debemos hacer uso de nuestros instintos de venganza, o de liberar nuestro rencor, se olvida de que casi ningún animal guarda cuentas con otro para el futuro. Ellos se enfrentan por el aquí y ahora, pero no guardan para mañana. O al menos yo no lo conozco.

Los humanos tomamos nota de quien nos hace daño para cobrarnos la revancha. Algunas veces con resultados abusivos. Porque en las hipotecas del odio el interés es de verdadera usura.


Odio. Instinto humano.

  
Me repito a mi mismo:
Soy persona,
Soy persona...
Pero desde dentro de mi cabeza
el bruto me golpea y se rebela.

Lagrimas de rabia
me nublan la mente.

Y en mi pecho el ansia
me supera y me arrastra.

Aprieto los dientes.
...
Venas hinchadas laten
entre las sienes y mi frente.
...
Y me dejo vencer.

Quiero saber
que la palabra mañana
no significa ya nada
para él.

Sentir el calor de su sangre
abrasando mi piel.

Quiero con mis uñas
hacer dos oscuras grutas en sus ojos.

Sentir que mi mano apuña
su aun palpitante corazón.

Abrir de par en par su vientre.
Que su vida se escape a borbotones
de ríos rojos y calientes.

Gritar sobre sus despojos.
Y en una macabra danza,
caer exhausto de hinojos,
henchido de venganza

y vacío de razón.

domingo, 10 de mayo de 2015

Mi puta buena suerte.

Madrid, 22 de Octubre de 2014
Taller, Relato Corto: Tema Relato sobre una noticia actual.


Íbamos cantando en el autobús. Eran canciones de revolución y Juan tocaba la guitarra entre risas. A mi lado Pedro me pasaba el brazo sobre el hombro y se movía de izquierda a derecha al ritmo de la música. El día era estupendo y nos esperaban en la ciudad la gente de los otros pueblos para ir a la gran manifestación.

Miguel conducía el autobús. Era el único que sabía llevar un vehículo de esas dimensiones. Los conductores de la empresa municipal habían dejado las llaves puestas, porque sabían que los tomaríamos prestados, siempre con el compromiso de su restitución el lunes próximo sin ningún daño y limpios.

Otras veces había policías que intentaban impedirnos tomarlos, pero esta vez todo fue muy fácil.

La caravana la componían tres autobuses con cerca de 100 estudiantes en total. Ningún profesor se había apuntado.

Al tomar la curva que nos llevaba al Cerro del Enjambre, apareció un coche cruzado en la carretera. Tras el frenazo y el primer sobresalto, nos agolpamos todos en las ventanas escudriñando alrededor. No parecía haber nadie, Juan y yo nos bajamos a retirar el vehículo.

En ese momento, sonó una pequeña explosión que hizo eco en la montaña. Noté un chorro de líquido caliente que salpicaba mi cara y Juan cayo como un fardo sobre mi. Su cabeza estaba totalmente roja y su cuello parecía un grifo del que salia sangre a presión. El mundo comenzó a temblar a mi alrededor. Un tableteo que no supe reconocer hizo que los cristales de los autobuses saltaran a cámara lenta...TA TA TA TA TA.....

Tres hombre de uniforme me sujetaron y me dieron con un fusil en la boca.... Me preguntaban y yo no les escuchaba.....

Luego el dolor en mi cara.....Un dolor lacerante, desconocido, terrible, sobre mi cara. Me hizo entrar en un trance del que no salí, ni siquiera cuando alguien con gorra de plato introdujo su cuchillo en cada uno de mis ojos.

Y todo se acabó. Hasta ahora que le cuento esto en este hospital.

A pesar de que me despellejaron la cara y me dejaron ciego, hoy sé que tuve suerte a pesar de todo. De los demás no quedó ninguno.


(Los comentarios y críticas son siempre agradecidos)

Desdefunción.

[Madrid, 13 de Enero 2015. Taller: Relato corto tema: Absurdo] 


Hoy a desmuerto Lázaro. 

Acabamos de regresar del cementerio donde apenados hemos desenterrado su ataúd. Pobre hombre, apenas podía moverse y los dolores le impedían levantarse.

Su viuda, que había desmuerto apenas un mes antes, lloraba desconsolada mientras le acercaba ropa limpia, y ayudada por sus hijos y los servicios de desenterramiento le cambiaban.

El perfume que la empresa de desdefunción había esparcido previamente, apenas podía con el nauseabundo olor que desprendía la apertura de la caja. Todos los asistentes intentaban taparse la nariz de forma más o menos disimulada.

Tras introducirlo en el coche para llevarlo a su hogar, la familia se puso en fila a la puerta de la iglesia para recibir la enhorabuena por la incorporación de un padre a la casa.

Yo era el representante del ayuntamiento y delegado de la seguridad social y me puse a su disposición recordándoles que que debían pasar por mi despacho a firmar los papeles de la pensión que debía recibir hasta que cumpliera los 65. En este caso serían casi 30 años de cobro, pues desmurió con 94.

Sus hijos debían juntar parte de sus bienes, para desheredarse a favor de su padre y dejarle parte de las tierras que labraban. Y también una casa donde debía vivir a partir de ahora junto con su madre.

Mi obligación como administrativo legalista es complicada. Como una desmuerte ocurre de forma imprevisible, de un día para otro deben resolverse un montón de problemas. Tanto económicos como afectivos y de relaciones.

En demasiadas ocasiones, debes prescindir de tu lado humano y ser pragmático, centrándose en hacer las cosas sin tener en cuenta los sentimientos. A veces es necesario el deshaucio de los hijos y nietos para darle casa a los padres.

En fin cada trabajo tiene sus partes malas.


(Los comentarios y críticas son siempre agradecidos)

domingo, 3 de mayo de 2015

EL CENICERO

     Agarrado a un borde de la mesa del salón, Juan suplico con voz entrecortada a su mujer:

 -   Por favor, deja el cenicero y tranquilízate. 

María histérica, lejos de soltar la gruesa pieza de cristal le espetó:

     -    Como te acerques te abro la cabeza con él.
     -        María hablemos. Deja el cenicero y déjame que te explique.
-        No hay nada que explicar.  El carmín de esas colillas lo explica todo.
     -        Por favor cálmate – Juan intentaba a la vez tranquilizar a su mujer, y encontrar una historia creíble,  para explicar los restos que había en ese cenicero que les regaló su amigo Antonio el día de su boda.

Curiosamente, su mente se escapó fugaz y pensó que no le importaría que se hiciera trizas. Improvisó una posible excusa, aunque no se atrevió a darla como certera:

-        Ya sabes que Antonio y su mujer estuvieron aquí anteayer y seguramente fumarían mientras yo estaba en la cocina.

María levantó más el cenicero e hizo ademán de lanzarlo. Juan se agacho y se cubrió la cabeza de forma inconsciente, esperando el posible impacto.

-        Mira, mira... no me cuentes batallas. ¿Te crees que no limpio en casa?.  Además Ana no fuma, que es amiga mía.

-        Pues habrá entrado alguien en casa mientras no estábamos. - soltó Juan sin pensar.

El cenicero voló de lado a lado del salón y se hizo añicos detrás de Juan contra la pared.

-    Vale, vale....es mío.....es mío....

-    Como que es tuyo.

-        Si, - contestó titubeando – he de confesarte que tengo una fantasía sexual. Cuando estoy a solas me gusta vestirme de mujer.

-        ¿Qué dices?. Ven aquí –  María se acercó incrédula a Juan- ¡Anda si es verdad! – dijo María, descubriendo restos de pintura en los labios de su pareja. - Y por qué no me lo has dicho antes cariño – susurro en su oreja mientras le mordía la ternilla y agarraba su cintura.


(Los comentarios y críticas son siempre agradecidos)

viernes, 1 de mayo de 2015

Río, ¿Ya no cantas?

[Conversación de agosto con el Moros.]

- ¿Ya no me hablas?
No oigo tu voz, ni tu risa, ni tus saltos, ni tu llanto, ni tu canto.
Cuando niño....jugabas con cada rama clavada en tu lecho...
Y hacías ondas y gorgoritos
en cada árbol de tu ribera.

Los pájaros aleteaban y te besaban en los remansos y tu les rodeabas
con pequeñas gotas claras
que brillaban como pepitas de luz.
Metálicas libélulas, azules y verdes, rozaban tu espalda y tu
te deshacías en surcos y rayas sobre los que arrastraban sus patas.
Arañas patilargas caminaban sobre ti y te hacían cosquillas y les dejabas que flotaran.

Y los niños....
Jugábamos en tus bodones y en tus charcas, y nos abrazabas haciendo espumas,
cantando y chasqueando ....¡Plas! cada vez que alguno saltaba.
Y hacías en tus aguas nubes oscuras cuando alguien pisaba en un rincón escondido
bajo ovas y algas, y con un cieno suave nos acariciabas entre los dedos de los pies.

Y siempre cantando,
deslizándote, suave,
arrastrando nuestros sueños y los rayos de luz que se posaban
en el espejo de tus aguas.
Siempre sin dejar de moverte.

Río Moros.
¿Ya no nos amas?
¿En donde te escondes?
¿Por qué ya no cantas?

- Como puede cantar quien no tiene amigos.
Quien se siente solo y nadie le acompaña.

Recuerdo esos tiempos que dices. Tiempos pasados....felices...

Bajaban las vacas
y con su lengua me acariciaban como solo los animales saben lamer las manos de quién aman.
El vaquero un poco mas arriba
se tumbaba, y con sus labios me besaba donde el agua estaba más clara.
Los niños... jugaban con las ranas,
y yo tocaba sus blancos pies,
 y ellos se enredaban entre mis pelusos y mis cañas.

Las mujeres del pueblo bajaban y reían a mi vera,
y me hablaban de rodillas mientras me hacían caricias con blancas sábanas, camisas, manteles,
y yo me quedaba el polvo y el sudor de cada obrada
que en el pueblo se labraba.

Las mozas.... me contaban sus amores mientras restregaban
y yo acariciaba sus manos que calentaban mis frías aguas.
A veces veía a un mozo, celoso, escondido tras los fresnos,
esperando que acabara para subirle el cesto a la morena que le robaba el alma.

Aun recuerdo noches en que mis labios mojaron sus enaguas,
y con mi agua en las manos del labrador, acaricié sus muslos y pechos de piel blanca.
Y ella quedaba reposando, saciada,
tumbada a mi vera, junto a la cárcava.
...

Soy yo quien te pregunta ¿Por qué me has olvidado?.
¿Por qué me apresas y maltratas?.
¿Por qué me escupes, y me arrojas todo el desprecio que no quieres en tu casa?
Si siempre te entregué mi sangre para que saciases tu sed,
¿dónde estás ahora que yo te necesito?

Como quieres que te hable.....
Si has vendido mi alma.



(Los comentarios y críticas son siempre agradecidos)