viernes, 23 de septiembre de 2016

ERES (A mi abuela Fructuosa)





Eres lumbre de noche en la cocina,
con tus hijas y sus hijos prendidos en las llamas.
Eres meseta de pan de hogaza con nata y azúcar.
Y doradas pajas de escobetones
quemadas de una en una.
Pequeñas fugaces baritas mágicas, consumidas
por diminutas llamas que suben hasta mis dedos,
entre las risas de mis primos.
Y  regañinas que no riñen.
Y manos que acarician.
Y dichos que nos previenen: "os vais a mear en la cama".
Alrededor de la lumbre
risas, cuentos, silencios y grititos.
Eres sosiego mirando las llamas
Eres toda paz. Sin adjetivo.

Eres... el puchero en la lumbre baja, rodeado de ascuas y ceniza.
Eres un fuelle que aviva,
apoyada en los morillos grises.
Y eres manos en el regazo, en esa silla baja de espadaña
y las alpargatas asomando bajo el faldón.
Sobre los gastados baldosines rojos de la cocina,
mirando a los críos:
¡Otra vez con las pajitas!
¡Me vais a dejar sin escobetón!

Eres sopas de leche y pan, sorbidas bajo una bombilla amarilla,
que se columpia de un retorcido cable anudado
por encima de la camilla.
Eres un cesto de ropa y agujas sentada en la solana,
y en el cuarto de coser, junto a la ventana.

Eres un moño gris sobre una cara borrosa
y un vestido negro con mandil.
Quiero recordar tu habla,
pero solo eres mirada pequeña, pequeños gestos
y me llamas... pero no recuerdo tu voz.

Eres adiós de mi madre que te besa
y tus manos arrugadas en su cara.
Te veo tras el cristal empañado
desde aquel coche verdoso alquilado que se aleja,
 y ya eres solo.... un pañuelo húmedo, apuñado ante tu puerta,
en la noche de aquel último domingo olvidado.

2 comentarios:

  1. Maravillosa fotografía de la memoria, aunque un rostro pueda parecer borroso, el sentimiento que transmites no puede ser más nítido.

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