miércoles, 26 de abril de 2017

LÍMITES

         


                     Esta noche no corro. Esta noche no miro nervioso a mi alrededor. Esta noche no me asusta que el despertador marque las ocho de la mañana.

            Al contrario, el brillo del agua sobre el empedrado me tranquiliza. Camino por el bordillo de la acera con la cabeza baja, intentando no caer en el reguero torrencial de agua que fluye a mi lado, mientras las gotas de lluvia limpian la sangre de mis brazos en cruz.

            Me gusta hacer equilibrios sobre los bordillos. Mi padre siempre me regaña por ir al borde de la carretera.  Pero ahora no está y canturreo tranquilo, “...que si....que no... que caiga un chaparrón....”. La gente me mira y se aparta. Ya soy libre .....

            Al final de la calle caigo en brazos de la madre de mi niñez, que me canta una nana mientras me cubre las heridas de las muñecas.

– Mamá, ¿sabes?.... ya no se ríen de mi en la escuela.



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