El maldito ojo de la cerradura cambia su forma cada seis
minutos.
Desnudo de carne y huesos frente a la puerta, el condenado cuenta cada segundo de
cada ciclo.
Ante él, las seiscientas sesenta y seis llaves que ha ordenado por
tamaño, por la forma del paletón, por la longitud de la tija. Incluso, por el
dibujo del ojo.
Con los labios babeantes y la mirada desorbitada, su locura crece
al acercarse el segundo final, sin que sus manos temblorosas consigan introducir
la llave que le permita abrir y escapar.
Y la cerradura cambia
una vez más ante sus ojos, en la eternidad de este purgatorio, donde la
esperanza se derrite cada seis minutos.
Presentado al Concurso Relatos Encadenados cadena SER.
Frase de comienzo: EL PUÑETERO OJO DE LA CERRADURA.
Fecha: 24/09/2015
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