- Con los pies a remojo mientras pescaban repetían día tras día las mismas historias. Yo era joven, los escuchaba y me reía de ellos...... De lo lento que hablaban......De sus pausas....... Cada mañana me compraban las lombrices, se sentaban aquí y repetían cansinamente sus cuentos de viejos....... Luego apareció tu madre. Trabajaba en la residencia. Ella los traía y cuidaba de ellos junto al río.
Mientras me contaba esto, mi abuelo se quedó mirando al horizonte con la vista perdida. De nuevo me confundía
con mi padre. Siempre que venía a visitarlo lo hacía. Sonreí, puse mi mano
sobre la suya tan arrugada y le levanté la caña. Besé su mejilla de piel de cebolla y él me miró con los ojos lacrimosos.
Ahora me contaría lo del pez.
... ...
- ¿Sabes?......
Hoy no pican, pero una vez pesqué aquí el barbo más grande de la comarca.
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