Desde el
primer momento. Desde ese día que me abrió su puerta, sonriente y con esos ojos
profundos que me atraían como un pozo sin fondo. Desde ese día me cautivó.
Primero la
visitaba a deshoras y esporádicamente. Luego llegué a venir hasta tres veces a
la semana. Cuando perdí el trabajo tuvimos que dejarlo en una vez al mes. Ya
sabe...la crisis puede con todo. Pero no con nuestro amor.
Lo de menos
eran los 50 Euros que le dejaba en la mesilla. Y que algunos meses tuviera que
comer en la beneficencia para poder estar con ella.
Desde hace
dos años nos vemos cada primer miercoles de mes. A última hora. Ella solo
trabaja los días laborables hasta las 11. No tiene a nadie que la controle, ¿sabe?.
Eso es lo primero que me informé cuando vi aquel anuncio: Española, liberal y
cariñosa y al lado su foto con aquellos ojos. Y debajo: Por 50 Euros todas tus
fantasías.
Y yo sabía
que ella me correspondía porque siempre despues de las 11 nos tomábamos juntos
una cerveza en el bar de la esquina. Bueno en invierno un chocolate con churros
que la encanta. Me apasionaba verla reir a carcajadas cualquier ocurrencia que
la contaba. Y como abría asombrada esos ojazos negros, oscuros en los que
brillaba el neon de las luces del bar.
Y la cuenta,
una vez la pagaba ella y otra yo. Así que lo hacía porque en cierto modo me
quería y me trataba como alguien especial para ella. Yo sabía que me cuidaba
mejor que a todos los otros y eso para mí era suficiente.
Pero esta
tarde, hoy primer miercoles del mes de julio... Quiso la mala suerte que en el
metro encontrara un periódico de hace meses abierto en la sección de contactos.
Y allí estaba ella. La misma foto de hace diez años......Al principio me gustó
verla y recordarla como era. Con la misma ropa y mirando con esos ojos que no
han cambiado. Y debajo el texto: "Por 30 Euros todas tus fantasías".
Algo me
recorrió mi espalda y me hizo un nudo en la garganta. Comencé a llorar y la
gente del vagón me miró como si estuviera loco. El viajero de al lado me sujetó
preguntándome si me ocurría algo. Me zafé de sus manos, me levanté del asiento. Apenas pude llegar a la estación. Cuando llegué a la superficie tuve que parar
a tomar aire. Recorrí entre sollozos las calles hasta llegar a esta casa, con
el periódico apretado entre mis manos.
Ella notó
que algo me pasaba. Supongo que llamé de forma histérica al timbre de la
puerta, pero aun así me sonrió como de costumbre y casi pude verme reflejado en
la oscuridad de sus pupilas.
Se que la
agarré del cuello y sobre la cama me perdí en esos dos pozos oscuros que cada
vez estaban más dilatados y profundos.
......
Luego les
llamé a ustedes y esperé.
El oficial
que me escuchaba se levantó y se dirigió a su compañero.
- Ha
confesado. Parece que la mató simplemente porque le cobró 20 Euros de más. Hay
que estar loco.
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