sábado, 23 de abril de 2016

Y ME HICE DONANTE (Autobiográfico)






Cuando llego al hospital, encuentro a mis padres en la sala de espera.
La operación que harán a mi madre es ambulatoria (creo que se dice así) y salvo complicaciones se irá a dormir a casa. Parece ser que esto lo hacen llenando una sala con pacientes a los que intervienen secuencialmente en dos quirófanos al efecto.

-        ¿Cuándo os toca? – Pregunto a mi madre.
-        Cuando tengan hueco – se adelanta en contestar mi padre, a sabiendas que ella no me ha oido con el bullicio de la sala.
-        ¿Cómo que cuando tengan hueco? - insisto.

Ahora si que contesta mi madre.

-        Es que, como me anularon la otra cita, y la doctora me ha puesto como urgente, me han hecho venir hoy, pero sin hora concreta.
-        O sea que estaremos aquí toda la mañana. -  Digo tranquilamente mientras la beso en la frente.
-        Bueno. Lo que sea.Tu no hace falta que te quedes. - Añade mi padre con resignación.
-        Si a mi me da igual tengo toda la mañana para estar con vosotros. - Y me dispongo a una larga espera.


En ese momento entra una enfermera muy joven. Es realmente guapísima. Rubia, ojos azules, con su ropa blanca de enfermera,....¡Vamos que ni salida de un comic!. Todos los hombres de la sala la miramos. Se situa sonriente en el centro y nos dice.

-        Necesitamos donantes de sangre de todos los tipos. Es muy importante. Si me permiten les voy a dar un folleto para que lo lean y si están interesados pueden hacer sus donaciones ahora mismo.

Todos sonreímos y la seguimos con la mirada. Se sienta al lado de cada persona a la que entrega el folleto y establece una pequeña conversación.

Llega a mi lado y no puedo evitar sonreir lo más amable posible. Casí no escucho lo que me dice, pero se me ocurre contestar haciendome el interesante y martir:

-        Yo es que no puedo donar. Tuve hepatitis de pequeño y ...

¡Craso error!

-        Pero eso era antes. - Me interrumpe con esa gran sonrisa - Seguramente lo que tuvo usted (me trata de usted y eso escuece), fue hepatitis infantil. Ahora eso permite la donación.  Si realmente quiere puede ser donante.

-        Pero ahora estoy con mis padres esperando la operación. - Me excuso.

Entonces interviene mi padre, convirtiéndose en su aliado

-        No te preocupes esto irá para largo y además nos han dicho que habrá un tiempo de recuperación después de la operación.

Creo que me he metido en una trampa yo solo.

La chica me mira con ojos dulzones y una sonrisa encantadora, levantando las cejas y aunque no dice palabra, se que está pensando “te he pillao”.

-        ¿Y eso duele? – Le digo sonriendo. Pero ella entiende que esas palabras ya significan “bueno vale”.

-        Acompañame ya verás como no – No sé si forma parte de su astucia, pero ha cambiado el usted por el tu y me toca el hombro.

Me habla cariñosamente por el pasillo delante de mi, mientras yo alterno mi mirada entre sus ojos y su trasero dependiendo de si ella vuelve la cabeza o mira hacia delante.

Me abre una puerta y la oigo decir sin entrar apenas:

- Chicas os dejo un voluntario - me hace pasar, me sonrie y me da las gracias, pero me abandona en aquella habitación en manos de dos señoras mayores que me dan los buenos días y me sonríen como diciendo: “Estaba buena verdad picarón”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los comentarios y críticas siempre son agradecidos.