La música de la aspiradora,
mientras
hago la cama,
y tu
canción entre los peldaños y el zumbido
me
hacen sentirte.
“¿Has
puesto sal?”.
Sin
esperar contestación
-ya
sabes que siempre lo olvido –
me
echas una pizca en el guiso,
mientras acercas tus labios a mi cara y no puedo evitar que un beso salte a ellos desde los mios.
El pitido de la cafetera
El pitido de la cafetera
mientras fregamos los platos
me
avisa:
vendrás a por tu taza de cafe,
y yo me pongo delante, para que me tomes por la cintura y me apartes.
Y en el sillón
descubrirte dormida ante esa pantalla estridente
con tu taza en la mano,
besar a traición tus labios confiados que saben a ese cigarro que odio y aguanto.
Y
así tantas cosas diminutas, domésticas.....
Hasta
que la noche te traiga a mi lado
y yo me haga el dormido y te deje elegir si
solo abrazarme....
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