Cubierto por una sábana verde, Juan temblaba nervioso en la camilla. La luz blanca y limpia de la lámpara médica le deslumbraba y casi no le permitía ver la cabeza de la doctora que le atendía.
- Lo tuyo Juan es un problema de
estadística. - Laura hablaba a su amigo de pie, mientras le quitaba el apósito
de su ojo izquierdo.
- No sé qué quieres decirme. - Contestó
Juan.
- Soy médico forense y entiendo de esto - A
la vez que hablaba, Laura hizo un gesto de disgusto al ver el globo ocular
dañado- Es posible que pierdas este ojo. Ya te lo dije. - Y continuó - La
sociedad se rige por la estadística y la optimización de recursos.
- ¡Ay! me molesta la luz. Sigo sin
entender - Juan hablaba entrecortado intentando comprender lo que su amiga
quería decir.
- Mira - Laura se sentó a su lado apoyando
su mano sobre la rodilla del paciente -
El cáncer es una enfermedad complicada, con muchísimos enfermos que la padecen.
Eso hace que sea un filón para las farmacéuticas y para la sociedad. Se
invierten millones en su investigación y poco a poco se avanza en su
tratamiento. Cada euro invertido favorece a miles de enfermos. Sin embargo la Fibrosis
Pulmonar Idiopática la padece solo 15 personas por cada 100.000 habitantes. Es
poco visible y no se le dedica prácticamente ninguna atención. Sencillamente no
existe.
Juan puso cara extraña y se asustó.
- Pero ¿yo tengo eso además? - Casi gritó
mientras las lágrimas salían tanto del ojo sano como del abrasado por la sosa.
- No, no. Pero tu caso es igual ¿me
entiendes? - aseveró Laura.
- ¿Quieres decir que nadie va a hacer nada
por mi? ¿Que tengo que aguantar lo que ella me haga hasta que un día me mate?
¿Que yo no existo?.
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