Esta noche no corro. Esta
noche no miro nervioso a mi alrededor. Esta noche no me asusta que el
despertador marque las ocho de la mañana.
Al contrario, el brillo
del agua sobre el empedrado me tranquiliza. Camino por el bordillo de la acera con
la cabeza baja, intentando no caer en el reguero torrencial de agua que fluye a
mi lado, mientras las gotas de lluvia limpian la sangre de mis brazos en cruz.
Me gusta
hacer equilibrios sobre los bordillos. Mi padre siempre me regaña por ir al
borde de la carretera. Pero ahora no está y canturreo tranquilo, “...que
si....que no... que caiga un chaparrón....”. La gente me mira y se aparta. Ya
soy libre .....
Al final
de la calle caigo en brazos de la madre de mi niñez, que me canta una nana
mientras me cubre las heridas de las muñecas.
– Mamá, ¿sabes?.... ya no se ríen de mi en la escuela.
Hace honor al sobretitulo del blog. Historia puntiaguda, aspera, alguna veces... tan real....
ResponderEliminarSe agradece el comentario. Más sin conocerte.
EliminarEstá genial José. Un abrazo
ResponderEliminarGracias amigo.
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