Hoy 17 de Abril de 2015, a las 2:30 de la madrugada, he
decidido finalmente que no puedo ser cristiano.
Ya lo dejé una vez a los 15.
Bueno realmente no lo dejé
porque no lo fui nunca. Nunca entendí lo que significaba ser cristiano, Pero iba a misa y demás
ritos, porque en aquella época era lo que había que hacer. Y hasta esa edad mis
padres consiguieron que les obedeciera.
Luego me reenganche cuando llegué al "uso de
razón". Tengo que decir, que yo no tuve uso de razón hasta los 30 más o
menos. Pero lo de mi uso de razón es otra historia que quizás os cuente en otra
ocasión.
Como decía, sobre los 30 me reenganché. No porque creyera o
tuviese fe en que Jesús era el hijo de Dios y todo eso. Lo mío era más..."razonable"
podríamos decir.
En aquel momento, me dio por pensar en la vida, en su
sentido y en la posibilidad de que hubiera algo más que lo puramente material. En
fin, me dio por elegir unas normas éticas básicas en las que basar mi vida. Y
leyendo el libro principal de lo que habían sido mis raíces es esas cuestiones, es decir El Nuevo Testamento, me pareció un buen punto de partida.
Como la mayoría de los que circulan por el mundo, el volumen
que cayó en mis manos ya estaba adaptado a los criterios de la iglesia actual,
pero era fácil extraer la esencia de lo que alguien como un tal
"Jesús" quiso decirnos. Da igual que fuese un personaje de novela o
que existiera o no.
Como comprenderéis, si la existencia de Jesús no la
consideraba relevante, lo que predicaban curas, obispos y demás prebostes mucho
menos. Lo realmente importante era el espíritu de lo escrito en ese libro.
El caso es que hoy... Mejor dicho hace dos días, el día 14
de Abril ocurrió algo que me ha hecho darme cuenta que me he hecho mayor. Y con
ello hipócrita. Perdón, no quiero decir que mayor e hipócrita sean sinónimos.
Solo digo que es mi caso.
Me he dado cuenta, como digo, de que cuando algo importante
o radical, me pone frente a una disyuntiva ética, entre mi seguridad (y diría
más, mi seguridad económica), y esa
norma básica de amor a todos los hombres, miro hacia otro lado. Directamente
la ignoro para no enfrentarme a ella. Lo cual es lo mismo que tomar partido por
ese materialismo que me hará intentar pasar por el ojo de una aguja.
Antes de explicarme, quiero avisar. Para aquellos que estén
en mi misma situación y quieran abandonar la lectura: voy a hablar sobre esos
miserables que viene a Europa buscando una vida mejor desde África y sitios
similares.
El día 14 de Abril como cualquier otro día, al acostarme,
leí en la pantalla de mi móvil una noticia casi escondida. Tan escondida, que
solo aparecía una reseña en uno de los tres periódicos que leo. Incluso en ese
periódico, estaba detrás de la información del partido Real Madrid contra el Atlético: "Cuatrocientos inmigrantes subsaharianos pueden haber perdido
la vida al hundirse su patera".
Da igual que fuera en Italia.
Sinceramente no sé por qué me pareció tan terrible. Nunca me
había pasado. Al día siguiente busco noticias sobre el tema, esperando
encontrar algo en las primeras páginas: Nada. Solo en las páginas de internacional
encuentro alguna cosa. Pero no veo: si se está haciendo algo, qué pasó, fotos
de la búsqueda, localización de cajas negras (sí, ya sé que una patera no tiene
cajas negras, pero a buen entendedor....).
Y entonces choco con esto:
"......... nuevas
tragedias en el canal de Sicilia y miles y miles de prófugos que buscan llegar
a las costas italianas. Casi 7.000 lo hicieron en los últimos cuatro días.
Quinientos han muerto en los primeros cien días del año, diez solo el lunes,
jornada en la que fueron rescatadas 1.358 personas...."
E inconscientemente pienso:
"Joder, es que son muchos los que vienen. No podemos
atender a todos en Europa".
Inmediatamente mi conciencia, enciende una luz roja y suena
una alarma mental: "...piiiiiip...piiiiiip.....piiiiip : Eso no lo puedes
pensar según tu código ético".
Y entonces cambio de noticia, y me olvido. Para los
informáticos como yo: "me reseteo".
....
Pero ahora son las 3 de la madrugada, y es la hora de
escribir. Y escribiendo me enfrento a mis miserias sin ninguna censura.
Y recuerdo una de mis frases favoritas del nuevo testamento:
"...No estéis
preocupados por lo que habéis de comer o beber para vivir, ni por la ropa con
que habéis de cubrir vuestro cuerpo. ¿No vale la vida más que la comida y el
cuerpo más que la ropa?
Mirad las aves que vuelan por el cielo:
ni siembran ni siegan ni almacenan en graneros la cosecha; sin embargo, vuestro
Padre que está en el cielo les da de comer. Pues bien, ¿acaso no valéis vosotros
más que las aves? Y de todos modos, por mucho que uno se preocupe, ¿cómo
podrá prolongar su vida ni siquiera una hora?"
Hace algunos años, antes de hacerme mayor, pensaba que las
fronteras debían desaparecer, sin preocuparme de mis ropas ni mi comida.
Tristemente, hoy he de aceptar que he capitulado.
Decididamente, tengo miedo de perder la comodidad de la que disfrutamos en este
primer mundo.
Menos mal que como decía el gran Groucho "Si estos principios no gustan, no hay problema tengo otros".
(Los comentarios y críticas son siempre agradecidos)